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(dossier nº2 de la revista "Non-Violence politique" traducido por Revista Oveja Negra nº 33)

ÍNDICE:

Cuando en septiembre de 1939 la Alemania hitleriana invadió Polonia el resto del mundo seguía jugando la carta de la confianza en el Führer y sus discursos pacíficos. Sin embargo, nada justificaba esta actitud hacia alguien que, después de 6 años de poder totalitario, no había dejado de violar los acuerdos internacionales. Pero nadie quería la guerra, nadie pensaba que "eso" podía volver a empezar, incluso en la peor de las situaciones internacionales. Todo el mundo guardaba en su corazón el recuerdo de los 9 millones de muertos -¿Para qué?- de la Primera Guerra mundial. Es en este contexto, favorable a todas las maniobras, donde Hitler puede hacer prosperar sus siniestros proyectos. En 1938, las potencias occidentales llegan incluso a firmar los "Acuerdos de Munich", cediendo al Reich una parte de Checoslovaquia. Los dirigentes no son los únicos culpables: una buena parte de los europeos desea la paz "a cualquier precio". Y cuando los diferentes países no pueden ya evitar entrar en guerra, el ambiente es más de sumisión y colaboración que de resistencia. De todo ello no puede concluirse, sin embargo, que Europa sea fascista o nacional-socialista.

Conviene pues, situar claramente este telón de fondo internacional antes de cualquier análisis puntual. Por otra parte, y este es el objeto de nuestra investigación, este período de la historia ha conocido también otro mundo, más oculto, más valeroso, el de la Resistencia, o mejor, de las resistencias: activa o pasiva, armada o no armada, a gran o menor escala, variable de un país a otro...

No tenemos la pretensión de presentar aquí un cuadro, probablemente incompleto, de estos acontecimientos, a los que se han dedicado miles de obras. Sólo queremos demostrar que, frente a un agresor sin escrúpulos y con los métodos más expeditivos, algunas poblaciones han sabido encontrar respuesta, eficaz, sin necesidad de recurrir a las armas.

INTRODUCCION

Presentamos aquí ejemplos de la resistencia civil en Noruega, Dinamarca y Francia. No recogemos en este capítulo los artículos sobre la resistencia al nacismo en Alemania y Bélgica por limitación de espacio y porque no revisten caracteres tan ilustrativos como otros desde el punto de vista noviolento, y no porque no fueran tan valiosos y más que los demás.

Sin embargo, merece la pena recoger algunas notas:

EN ALEMANIA

  • No todos los alemanes son responsables del fenómeno nazi y del horror que causó.
  • La resistencia fue muy fuerte y desde todas las capas sociales e ideológicas.
  • Especialmente activos fueron los comunistas y algunas Iglesias.
  • Ya en 1933 estaban en la clandestinidad los comunistas, el partido Socialdemócrata, el partido Socialista de Izquierda, fundado por W. Brand.
  • Según la Gestapo, en 1939 había más de 100.000 presos políticos, 300.00 en las prisiones y 80.000 en campos de concentración.
  • El hecho de que 20.000 judíos pudieron vivir en la clandestinidad - sólo en la - Ciudad de Berlín vivieron durante la guerra 5.000- muestra que hubo un número importante de alemanes que aceptaron el reto de acudir en su ayuda.

EN BELGICA

  • En 1942 había 50.000 judíos. La población- y ésta es la lección de los belgas- salvó, escondió, etc. a 20.000. Se creó rápidamente un Comité de Defensa de los Judíos, en el seno del Frente de Independencia, para persuadir a los judíos de que debían esconderse y para convencer a las familias para que acogieran y ocultaran a judíos.
  • Otro hecho, cuya valoración ha dividido a los belgas hasta muy tarde, fue la rendición inmediata del rey Leopoldo III, al frente de todo su ejército, impidiendo muertes inútiles. Acabada la guerra no pudo volver a su país hasta que fue rehabilitado por referéndum en 1950 y aún después tuvo que abdicar en Balduino, su hijo, en 1951 para evitar una guerra civil.