EN DINAMARCA (1940-1945)
(Coulon, Patrice. Revista "Non-Violence Politique",
dossier 2. Traducido por Oveja Negra, n. 33)
Al despertar el 9 de abril de 1940, los habitantes
de Copenhague encontraron a los soldados alemanes en sus calles.
Los alemanes habían invadido Dinamarca muy de mañana, y bajo la
amenaza de bombardeo, el gobierno, de acuerdo con el rey, aceptó
el ultimátum enviado por el ministro alemán. Pero la población no
se dio por vencida, y desde el segundo año de ocupación, formas
noviolentas de resistencia comenzaron a aparecer.
A pesar del pacto de no-agresión firmado en 1939
entre Alemania y Dinamarca, los alemanes deciden invadir el país
danés aprovechando que, por una parte, los daneses no habían tomado
ninguna precaución militar, y que por otra, regiones como Jutland
o Zealand era casi imposible defenderlas eficazmente. Contrariamente
a lo sucedido en Noruega, el rey y el gobierno no estaban preparados
para la eventualidad de escapar y dirigir la lucha desde fuera.
La única actitud considerada razonable por el gobierno fue, pues,
aceptar la invasión del 9 de abril, quedarse en su puesto, y crear
un gobierno de coalición. Esta resignación no fue bien vista en
el extranjero, y, por ejemplo, "agacharse como un danés" se convirtió
en expresión corriente en USA. El Times hablaba de la "extrema ligereza
con que los daneses habían asistido a la rendición de su propio
país".
La posición del gobierno después de la invasión
influyó fuertemente en la actitud de la población danesa. El Rey
se quedó en Dinamarca; el Primer Ministro se quedó en su puesto,
y fue creado un gobierno de coalición. Los alemanes aceptaron no
mezclarse en los asuntos internos y respetar la neutralidad danesa.
Al principio la mayoría de la población civil encontraba la situación
desesperada, pero acató el requerimiento del gobierno y del Rey
de continuar viviendo normalmente y resignarse pasivamente a la
ocupación alemana.
Hacia finales de 1941 comenzó la resistencia al
invasor. En efecto, se demostró que las promesas hechas por los
alemanes en abril de 1940 eran falsas, y el gobierno perdía cada
vez más terreno ante la presión alemana: fue obligado a aceptar
la supresión del Partido Comunista Danés, el encarcelamiento ilegal
de varios comunistas daneses, la formación de un Cuerpo Libre Danés
compuesto por voluntarios para luchar en el frente Este, etc.
Ya era demasiado tarde para los daneses. Comprendieron
que el Gobierno no podría ni defenderles ni defender sus libertades
frente a la injerencia alemana. La población, muy antialemana, empezó
a mostrar sus sentimientos con formas noviolentas. La primera táctica
consistió en estorbar a los alemanes lo más posible. Conciertos
de música militar alemana eran boicoteados y grupos de daneses se
ponían a cantar sus canciones tradicionales. A este respecto un
movimiento espontáneo de resistencia simbólica había ganado el país
en apenas un año. En efecto, cuando los daneses se enteraron del
desastre francés, un grupo de personas de dos pueblos de Jutland
tuvieron la idea de juntarse y formar un coro de canciones nacionales.
Tuvieron rápidamente tal éxito que las salas disponibles no eran
suficientes para albergar a la cantidad de gente que acudía y tuvieron
que ponerse a cantar al aire libre. Esta acción se propagó rápidamente;
En Esbjerg eran 20.000; en Hasle más del 70% de la población...
Según Sten Gudmes, fueron más de dos millones de daneses los que
se reunieron esa tarde para cantar en las plazas y en los parques.
Y las fuerzas de ocupación no pudieron reaccionar.
Los obreros que hacían trabajos para los alemanes
los terminaban muy lentamente o se mostraban incapaces de acabarlos.
Algunos sectores de la policía danesa cooperaron con la resistencia,
dando información. Los daneses comenzaron a llevar en el ojal el
monograma real, y en él, las tres letras S.D.U., iniciales de Smid
Dem Ut:
"Echémosles". En todas partes nacían demostraciones silenciosas
de afirmación de su identidad: ramos de flores con los colores nacionales,
espectadores esperando que terminaran las noticias alemanas para
entrar en los cines, indiferencia total ante los soldados y oficiales
de la Wehrmacht, venta pública de cintas con los colores nacionales,
etc.
Practicaban la "espalda fría" (den kolde shulder)
para mostrar a los alemanes que su presencia no era deseada. Consistía
en hacer silencio o marcharse cuando los alemanes entraban en un
restaurante o en un comercio, y no responder cuando un alemán le
dirigió la palabra. Todos estos incidentes podían parecer insignificantes
en sí mismo, pero repetidos frecuentemente terminaban por ser significativos
y por tener una gran influencia psicológica. El mismo Rey Chistian
X era el primero en practicar la "espalda fría", y se convirtió
así en el símbolo de los sentimientos antigermánicos.
La resistencia danesa contó con apoyos exteriores.
La BBC inglesa difundía diariamente en danés boletines de información,
comentarios sobre la guerra y sobre la situación política en Dinamarca,
Así saboteo la censura alemana y aportó a Dinamarca- y también a
otros países ocupados- uno de los más importantes símbolos de la
guerra, el signo de la V, que fue utilizado en Dinamarca como un
símbolo de resistencia; lo pegaban en las ventanas, en las casas,
en las oficinas, en los coches alemanes. La campaña de la V inglesa,
a pesar del anuncio de Goebels de que la V representaba una palabra
alemana "Viktoria", tuvo también un efecto psicológico considerable.
Pero lo que permitió a la resistencia alcanzar
un nuevo estadio fue la firma, el 25 de noviembre de 1941 en Berlín,
por el Ministro Danés de Asuntos Exteriores Eric Scavenius, del
Pacto Anti-comstern, que coloca a Dinamarca al lado de las potencias
del Eje contra los aliados. Al anuncio de esta noticia estalló en
Copenhague el primer motín serio de la ocupación.
A partir de 1942, en razón de la organización del
movimiento de resistencia, las operaciones de resistencia aumentaron
en importancia. En general, la reacción en cadena era la siguiente:
sabotaje, huelgas, manifestaciones más o menos violentas en las
calles, más intervenciones alemanas contra el pueblo, después huelgas
generales, seguidas de grandes disturbios. El sumun se alcanzó en
julio y agosto del 43: 282 sabotajes y numerosas huelgas espontáneas
de trabajadores en las ciudades de provincias, debido a largos meses
de humillación e insatisfacción.
El hecho de que los grupos de sabotaje estuvieran
en contacto con los promotores de las huelgas permitió controlar
los acontecimientos e hizo que los alemanes se encontraran confrontados
a un frente unido, violento y noviolento.
Las huelgas estallaron en más de 15 ciudades a
la vez, demostrando hasta qué punto los alemanes eran impotentes
frente a este sabotaje generalizado y las acciones noviolentas de
la mayor parte de la población. El 28 de agosto de 1943, a continuación
de estas huelgas y manifestaciones, los alemanes evitaron al gobierno
danés un ultimátum muy severo: condenar a muerte a los saboteadores,
proclamar la ley marcial, suprimir el derecho de huelga, de manifestación
y de reunión. El gobierno danés, con Eric Scavenius a la cabeza,
rehusó someterse y cesó pura y simplemente de funcionar. La Wehrmacgt
tomó el control del país.
EL CONSEJO DE LA LIBERTAD
Para dirigir y controlar las acciones de la resistencia
nació, en septiembre de 1943, el Consejo de la Libertad, inicialmente
compuesto por 7 miembros activos. Era importante que estos miembros
fueran representativos de las diferentes tendencias políticas. Los
conservadores y los comunistas formaron, pues, juntos este Consejo
de la Libertad. Dicho Consejo fue el organismo más influyente y
más escuchado en Dinamarca. Y también en Gran Bretaña, donde estaba
considerado como la única organización "en lucha por el restablecimiento
de la libertad y del Gobierno constitucional danés".
Este Consejo de la Libertad pudo ejercer un cierto
control sobre los grupos de sabotaje y la población civil, que sentía
la necesidad de una dirección central. Así, pues, el Consejo, a
la vista de la situación política podía parar los sabotajes si preveía
que los alemanes iban a tomar represalias graves. Si no hubiera
nacido un poder central eficaz de resistencia después de la caída
del gobierno- poder reconocido, por otra parte, por el ejército
en 1944- es probable que los alemanes hubieran conseguido la victoria,
aplastando a las fuerzas danesas.
En junio de 1944 el Consejo de la Libertad obtiene
una gran victoria sobre los alemanes. Su origen, el sabotaje de
dos de las más importantes fábricas de armamento: Globus, de construcción
de aviones, y Riffelsyndikatet, la fábrica de armas más importante
de Dinamarca.
La represión de los alemanes es feroz, pero los
sabotajes y las huelgas se amplían. Se proclama el estado de emergencia
pero, ante la determinación y la fuerza del pueblo se entablan negociaciones
y comienzan las concesiones por parte de los alemanes.
La prensa clandestina juega un papel determinante,
para hacer circular lo más rápidamente posible, lo mismo en el extranjero,
la información y las noticias de las actividades de la resistencia.
Un total de 538 periódicos ilegales fueron publicados durante los
cinco años de ocupación de Dinamarca y, en 1944, su circulación
sobrepasaba los 10 millones de ejemplares.
LA SALVACIÓN DE LOS JUDÍOS
El 18 de septiembre de 1943, Himmler ordenó afrontar
el "problema judío" que, - a su modo de ver- estaba sin solución
desde hacía mucho tiempo. El espíritu de resistencia que se desarrollaba
en el país no facilitaba precisamente la detención de los judíos
a cara descubierta. Así lo entendió el alto Comisario alemán destinado
en Dinamarca, que juzgó que era una decisión inoportuna, ante el
clima de desobediencia abierta que agitaba el país, y protestó oficialmente
contra " las ordenes emanadas de las agencias centrales". Los servicios
de Eichmann enviaron entonces a Rolf Gúnther, conocido por su legendaria
dureza. Pero no pudo convencer a sus colegas de Copenhague. El doctor
Wernes Best, plenipotenciario en Dinamarca, se trasladó a Berlín
para negociar; obtuvo la promesa de que todos los judíos de Dinamarca,
fuera cual fuese su categoría, serían deportados a Tcheresienstadt,
un campo de concentración, relativamente clemente, situado en Checoslovaquia,
donde eran enviados los científicos y personalidades judías que
no podían eliminar por temor a la opinión pública internacional.
Se decidió que los judíos serían capturados y evacuados
inmediatamente en la noche del 1 al 2 de octubre de 1943. Como no
se podía contar ni con los daneses, ni con los judíos, ni tampoco
con las tropas alemanas destinadas allí, se hizo transportar desde
Alemania a tres compañías de policía (S.D) para proceder a la búsqueda
de los judíos casa por casa, así como barcos de una capacidad suficiente
para transportar un mínimo de 5.000 personas.
Algunos días antes de la fecha fatídica, un agente
de transportes alemán, George F. Duckwitz, informado por Werner
Best, que temía que esta acción hiciera caer a Dinamarca en el desorden,
reveló el proyecto alemán a los funcionarios daneses. La reacción
danesa no se hizo esperar, ante el mayor asombro del mismo Best.
El mismo día, el Ministerio de Asuntos Exteriores danés pedía a
Best que diera una explicación sobre aquel "rumor"; los sindicatos
solicitaban, de manera apremiante, un desmentido oficial; una petición
fue presentada por las uniones profesionales y, el mismo Rey Cristian
X mandó una advertencia escrita a la Embajada Alemana. En seguida
varios oficiales superiores se sumaron a estas protestas.
Durante este tiempo, la población danesa, que se
esperaba desde hacía mucho tiempo la detención de judíos, ayudó
a estos a trasladarse a Suecia en embarcaciones pesqueras. Las redes
de resistencia tomaron a su cargo la financiación de estos viajes.
Por un lado, los responsables judíos informaron a sus comunidades
locales de lo inminente de los arrestos. Esta noticia fue difundida
en las sinagogas durante los oficios. Y los judíos tuvieron el tiempo
justo para evacuar sus apartamentos y esconderse en familias no
judías. Los hospitales y las clínicas de Copenhague dieron de alta
a todos sus pacientes con nombre judío, y, sin dar tiempo ni a cambiar
las camas, fueron inmediatamente readmitidos con otros nombres.
Algunas clínicas llegaron a hospitalizar familias enteras de judíos
en perfecto estado de salud. El Bispebjerg Hospital de Copenhague
se transformó del día a la noche, en un verdadero campo de tránsito;
admitían grupos de 100 judíos, los proveían de víveres y dinero,
y los dirigían hacia las organizaciones de resistencia.
Además, Rudolf Mildner, jefe de la S.D. (policía
alemana) de acuerdo con Best, dio la orden a la policía de no penetrar
por la fuerza en los lugares habitados por judíos.
Este movimiento de resistencia decidida de los
daneses, unido a la no-colaboración de ciertas autoridades alemanas
con las órdenes nazis tuvo como resultado que solo 477 personas
fueran arrestadas, entre un total de 7.801 judíos daneses. Unos
50 de entre ellos fueron rechazados por motivos de salud; por tanto,
finalmente fueron solo 425 los judíos reportados - el 5% de la población
judía danesa -, y embarcados en el vapor alemán Wartheland, previsto
para transportar "por lo menos 5.000 personas".
Los daneses, no se conformaron con esto. Después
de sucesivas peticiones, una Delegación de la Cruz Roja y representantes
del Gobierno danés pudieron visitar el campo durante el verano de
1944, y todos los judíos daneses recibieron un paquete de víveres.
Para terminar la rueda de acciones importante de resistencia, señalaremos
que en el invierno de 1944-45, los grupos de resistencia activa
desarrollaron grandes campañas de sabotaje del sistema de transporte
en la región de Jutland. 200.000 soldados alemanes fueron bloqueados
en la primavera del 45, cuando tenían gran necesidad de trasladarse
a otros frentes.
¿QUÉ LECCIÓN PODEMOS SACAR?
Podemos constatar, en primer lugar, que ni la población
ni sus gobernantes estaban preparados ante la idea de una ocupación
de su país por los alemanes, y que los medios de defensa utilizados
durante la ocupación realzan la improvisación y la determinación
de la población.
Los numerosos sabotajes tuvieron como consecuencia,
además de los sustanciosos daños materiales a los alemanes, el animar
a los daneses a resistir. Estas acciones de sabotaje no fueron acompañadas
de acciones de resistencia noviolenta, como huelgas, manifestaciones,
boicot y otras formas de no-cooperación. En efecto, contrariamente
a otras formas violentas de resistencia, el sabotaje se sitúa en
el límite entre las dos, violenta y noviolenta. Basil Liddle Hart
llegó a decir: "Hay dos clases de sabotajes, los violentos y los
noviolentos". Efectivamente, ¿No hay que distinguir entre la determinación
de los objetivos y el momento de la acción según los motivos que
han llevado a su elección?. Hacer saltar un tren lleno de soldados
o el puente sobre el que el tren pasa es, evidentemente una situación
de violencia y constituye, a su vez, una provocación a las represalias.
Pero si el puente es destruido antes de que el tren pase, sin que
se ponga en peligro ninguna vida, el acto no es de la misma naturaleza.
Según Adam Roberts: "El sabotaje, estando dirigido
contra los bienes y no contra las personas, está lejos de constituir
una forma de violencia". Y añade: "se pueden quitar piezas esenciales
a los aviones, de manera que no puedan volar; escamotear documentación
en los despachos, cambiar los carteles de señalización de las carreteras,
y cambiar las placas de las calles...". Todo esto no tiene ningún
carácter violento.
Volviendo a Dinamarca, hemos podido constatar que
los alemanes, expertos en violencia y entrenados para tratar con
adversarios que empleaban este método, eran incapaces de hacer frente
a la resistencia noviolenta.
El estratega británico Sir Basil liddle Hart aporta
a este respecto el testimonio de los generales alemanes a los que
tuvo ocasión de interrogar después de la Segunda Guerra Mundial:
"Su testimonio mostraba también la eficacia de la resistencia noviolenta.
Se veía ahora muy claramente que habían sido incapaces de hacerle
frente. Ellos eran expertos en violencia, entrenados para enfrentarse
con enemigos que utilizaban la violencia. Ante otras formas de resistencia
se habían encontrado desconcertados, sobre todo por el carácter
sutil y secreto de los métodos empleados. Se sentían aliviados cuando
la resistencia pasaba a ser violenta".
La salvación de los judíos daneses constituye,
probablemente, el ejemplo más espectacular de una verdadera resistencia
defensiva. "La actitud inquebrantable del gobierno danés, de las
uniones profesionales y los sindicatos, de la policía, los médicos,
la población y la Familia Real, que sin excepción- escribe Werner
Rings- rehusaron enérgicamente toda colaboración, obligó al núcleo
del poder del Reich, la Wahrmacht, al jefe de la policía alemana
en Dinamarca y al capitán del puerto a contrarrestar una orden de
Himmler, que ellos estimaban que era insensata y perjudicial para
la causa alemana".
Y Annaha Arendt escribió: "Según sabemos es la
única ocasión que tuvieron los nazis de apreciar la resistencia
declarada de las poblaciones autóctonas... (...). Al encontrar una
resistencia de principio, la dureza de los nazis se fundió como
mantequilla al sol, y algunos de ellos tuvieron incluso auténticas
muestras de valor...".
Otro punto que merece ser subrayado es el espíritu
de resistencia que se implantó y desarrolló en la mayoría de la
población. El Rey jugó también un papel importante como símbolo
de la resistencia. Merece recordarse aquí que, cuando se ordenó
que todos los judíos debían llevar una estrella amarilla para su
identificación y detención, el Rey salió a la calle con una en el
pecho, y tras él, todo el pueblo, judíos y no judíos.
En cuanto al Consejo de la Libertad, el hecho de
representar realmente al conjunto del país le permitió ser el foco
donde se preparó la resistencia, tanto violenta como noviolenta.
Su existencia fue vital pues evitó toda división entre la población
civil y los grupos de sabotaje, y permitió una mejor coordinación
de la resistencia danesa.